martes, 21 de octubre de 2014

En el compte enrere del 9-N

 El diputada autonómica de la CUP, David Fernández, en la Comisión de investigación en la que 'amenaza' a Rodrigo Rato con una sandalia, en noviembre de 2013.

La política catalana ha entrado en una fase de descontrol total e improvisación absoluta. La desesperación de Artur Mas aumenta día a día al no conseguir el apoyo de los que hasta ahora han sido sus aliados y que ahora por razones diferentes le están dando la espalda y le están forzando el salta al vacío, ahora todo gira si el presidente a convocar las elecciones anticipadas antes o después del papelón de la consulta del 9-N. 

Su última medida ha sido la de reclamar a los directores de los institutos de enseñanza catalanes tres docentes por centro para que colaboren de forma "voluntaria" en la organización de este referéndum "alternativo" y que pretenden celebrar precisamente en estos institutos.



Las CUP o la Batasuna catalana, se han ofrecido a verificar el 9-N, a organizar los "piquetes informativos", la agitación propagandística, el comité de control, seguimiento y validación de la "consulta alternativa". 

Las CUP son okupas, antisistema, asamblearias y, además, el referente proetarra en Cataluña, la delegación de la Batasuna de Otegi en Cataluña. David Fernández, el diputado de la sandalia en la mano y la cara más conocido de dichas CUP, ejercía de chófer de Otegi e introductor de embajadores de todo visitante proetarra se dejaba caer por Cataluña. Era el contacto, el "delegado en Barcelona", "el catalán", que es como se le conoce en los círculos "abertzales". Mientras el ANC recorre las calles visita domicilios y marca los comercios "colaboradores" con un cartel amarillo con la finalidad de dar una nueva vuelta de tuerca a la coacción. 

Nadie se toma ya en serio a nadie en Cataluña. Cualquier parecido de la Generalitat con una Administración pública es pura coincidencia. No hay Gobierno, no hay presupuestos, no hay proyectos. Todo está supeditado a una farsa, a la incompetencia, soberbia y estupidez de unos dirigentes políticos que no sólo pierden los papeles en público, sino hasta los nervios y el control de sus secreciones. 

Lo que sí es última hora es la constatación pornográfica del poder de la calle, la ictericia calle, el amarillo llamativo, el alivio y el descaro con que se asume que la agenda social, política y económica de millones de personas la deciden, la marcan y la dictan en público dos señoras a las que no ha elegido absolutamente nadie, que no se han presentado a genes elecciones y la legitimidad sólo podría basarse en su condición de animadores principales del equipo amarillo. 

Pero ni eso. Con todo a favor, incluidos los medios del Estado que pretende romper, lo que sí está al alcance de Mas es llenar las calles de Cataluña de gente dispuesta a participar en coloridas performances las consecuencias prácticas, de momento , son las mismas que para el presidente de la Generalitat tiene haber destrozado todo: cero o ninguna. El 9-N ya es un éxito, ya ha sido un triunfo, ya ha puesto patas arriba la vida de miles de personas y ya es una "pantalla superada", expresión en boga para referirse al proceso político catalán que refleja descarnadamente que para ellos sólo es un juego.

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